Mi puntuación (de 0 a 5): 3
Servicio: 3
Servicio del vino: –
Comida: 2,5
Ambiente: 3
Relación Calidad/Precio: 3,5
Fecha visita: 01/05/2015
Ecos de un pasado mejor
Este restaurante, el primero de este tipo de cocina en la ciudad, siempre tendrá un hueco en mi corazón por motivos personales y familiares. De hecho, el que escribe hizo sus pinitos como camarero en el restaurante que montara el primer jefe de cocina del SIsh-Mahal (sí, con chalequito de espejos incluido). Y desde aquellos años, mi pasión por las especialidades indo-pakistanís no ha hecho sino crecer más y más. El problema, es que ellos, parecen seguir anclados en esos tiempos de esplendor en que su novedosa propuesta, exótica ambientación y exquisita comida los situaban como la opción internacional «de calidad» de la ciudad (sí, tomando como referencia los florecientes restaurantes chinos).
En su descarga he de decir que noté cierta mejoría en el menaje y estado de la sala respecto a mi última visita, hace ya unos tre o cuatro años. Manteles en buen estado y más nuevos, copas renovadas, etc. La decoración, eso sí, sigue exactamente igual, pero, ¿para qué cambiar?
En fin, ¿y la comida qué, que es a lo que vamos?: Pues ciertamente decepcionante. Siendo delicioso, creo que le falta algo.
Éramos cinco: tres adultos y dos niños.
Pedimos platos al centro a compartir, vamos sobre seguro:
Con la bebida sirven un aperitivo gentileza de la casa consistente en unas tortillas crujientes con tres salsas (dulce, picante y suave). Los niños lo devoraron.
Pakora (verduras rebozadas en harina de garbanzos, 2,50€): Van cinco unidades pequeñitas. Buenas, pero muy mal conseguidas, algo quemadas y muy poco relleno.
Samosa (empanada de carne, 3€): Muy rica
Lamb Tikka Massala (pincho de cordero en salsa de yogur, 8,75€): Una gran decepción. Estaba bueno, pero no es lo que yo he comido tantas y tantas veces. Es uno de mis platos favoritos, pero esta vez, era un salsa prácticamente de tomate y la carne, para ser cordero, bastante tirante. Humildemente, en varias ocasiones la he preparado yo en casa y el resultado para los acompañantes (y para mí también) era mucho más conseguido.
Chicken Shari Korma (pollo en salsa de crema con frutos secos, 7,50€): Es siempre una apuesta segura, sabor suave y muy gustoso. Sencillo, pero resultón.
Chicken Madras (pollo en salsa picante con coco, 6,95€): Cumplió con la función. Pedimos algo que picara y picar, picaba. El sabor ya es otra cosa. Lo del coco era testimonial, un poco de coco espolvoreado por encima.
Special Rice (arroz de acompañamiento, 3,95€): Nunca consigo que me sirvan el arroz especial del chef que es el que me gusta, con carne, gambas y verduras y que vale cerca de 10€ y eso que se lo especifico siempre, pero bueno, al menos cobran el que traen que es simplemente arroz (biryani) con esepecias, muy rico, eso sí.
2 Cheese Nan (torta de pan con queso, 2,75€/cada una): Siempre son espectaculares, pero se ve que ese día el queso no abundaba en la cocina. La gracia de este pan es saborear el queso a cada bocado, pero no… era una lotería encontrarlo, casi como encontrar el haba en el roscón de reyes. Aún así, muy bueno.
Pratha (torta de pan con mantequilla, 2€): Lo pidió mi madre refiriéndose a otra cosa que no supo explñicar mejor y el camarero no adivinó a acertar. Pan, sin más. Viendo la porción y el precio, caro.
Bebimos 3 cervezas (1,90€) y un agua (1,80€). Bueno, tomamos una cerveza y un agua más que no nos cobraron (desconozco si por qué se despistaron o porque aún quedaba algún conocido de la «vieja guardia» y tuvieron ese detalle).
De postre pedimos un Mago Lassi (batido de mango, 3€). A mí me encantaba el «Kulfi» (helado de pistacho), pero desistí por el recuerdo de la última vez que lo pidiera en este restaurante, pues era básicamente un helado de leche condensada empalagosísimo (cuendo no es así el original).
Y dos cortados (1,20€).
Total de la fiesta: 53,05€
¿Qué decir? La calidad ha bajado notablemente. También es cierto que el haber conocido desde dentro este tipo de cocina en un establecimiento familiar te hace bastante más exigente ya que hemos probado los platos que se cocinaban directamente para ellos, algo diferentes de los que ofrecen en la carta, algo suavizados y occidentalizados. Aún así en la carta hay platos bastante auténticos como las espincas al curry o las lentejas con especies que son un manjar, o el pollo tandoori…
El servicio… pues muy normalito y algo atolondrado. Siempre tienen jóvenes aprendices (familiares la mayoría) a los que dan más responsabilidad de la que tal vez debieran asumir. Cuando llegamos el loca estaba casi vacío, pero se fue llenando y el servicio se resintió, con algunas equivocaciones en platos y despistes que, si bien no condicionen demasiado, sumado a alguna decepción con la comida hace mermar tu impresión sobre el establecimiento.
Las carta de vinos es muy clásica, casi la misma me atrevería a decir que cuando lo conocí, poco arriesgada y muy «demodé». De ahí la elección de la cerveza. Sí es cierto que han incluído alguna referencia de cerveza india y alguna otra especialidad, aunque no le presté demasiada atención, la verdad.
En resumen: si no lo conoces, es una buena opción, si ya has estado hace tiempo, puede que la ciudad se haya actualizado en este tipo de oferta (yo, lo desconozco ciertamente, pues a la mayoría de los indios a los que he asistido, excepto el Taj-Mahal, ya han cerrado y ninguno en su día me causó mejor impresión que éste) y personalmente, para desquitarme, pronto prepararé mi propio Tikka Massala a la espera de encontrar alguno a la altura de lo que recuero (se aceptan sugerencias).